Reportaje: Las energías de Chile

Probablemente, el escollo más grande que tiene Chile para energizarse no son los ambientalistas, las protestas ni los parlamentarios díscolos. Probablemente, lo que más separa al país de una energía sustentable, de escaso impacto ambiental y acorde a las tendencias mundiales, es el dinero: las energías renovables son caras. Por lo menos al principio. Y no hay voluntad política para su investigación y desarrollo, que duran años. Lo óptimo hubiera sido que hace años esto ya se estuviera haciendo. Ahora, como soluciones parches, se debaten proyectos termoeléctricos (los que más contaminan) o hidroeléctricos (que no contaminan tanto el ambiente, pero sí inundan terrenos.

En fin. Estas son tres opciones, basadas en el estudio del profesor Roberto Román de la Facultad de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Chile.
1. Eólica:

Con más de 6 mil kilómetros de costas en donde las presiones de la tierra crean grandes masas de aire, Chile está en una posición privilegiada para aprovecharla como energía. Aunque existen un par de parques eólicos conectados al Sistema Interconectado Central (SIC), no es suficiente.

Es una energía cara y volátil, ya que la construcción demanda tiempo y también depende de las inclemencias del tiempo. Sin embargo, las mareas ayudan a que constantemente la costa chilena se vea afectada por corrientes de aire, por lo tanto, vale la pena desarrollarla. Como defecto, son mortales para ciertas aves y su migración, ya que mueren atrapadas en las aspas de estos modernos molinos.



2. Geotérmica:

Para nadie es un misterio: Chile es una cadena ininterrumpida de volcanes desde el norte más árido al más extremo sur. Bajo nuestros pies existen cantidades inmensas de energía en forma de plasma volcánico, que con la correcta tecnología, podría utilizarse en beneficio del país.

Aunque los estudios los protagonizan las universidades, hacen falta grandes recursos para desarrollar la tecnología nacional para instalar las plantas que captan este poder térmico y lo envían a la superficie.



3. Solar:

Se estima, según estudios de la Universidad de Chile, que con sólo el 1% de la superficie del Desierto de Atacama con paneles solares de gran captación, podría generarse más energía que la que hará Hidroaysén. Obviamente, sin tanto impacto ecológico.

El problema es que hay que invertir en el desarrollo tecnológico de las celdas fotovoltaicas, que son las que agrupan la energía solar y la transforman en eléctrica.